En muchas ocasiones, la vida nos juega malas pasadas, en otras nos hace felices o son indiferentes para nosotros, pero hay otras en las que te quita lo que más quieres en este mundo...
Es en esas ocasiones en las que te sientes débil, te desmoronas poco a poco y sientes que la vida no tiene sentido alguno, que no merece la pena estar en un mundo en el que falte él o ella, también te sientes arrepentido... Arrepentido por no haberle dicho a esa persona lo importante que es para tí y lo mucho que la aprecias.
Cuando ésto pasa, no que más quieres es estar solo, no saber nada de nadie y encerrarte en algún lugar para no afrontar la realidad y culparte de todo. Recuerdas todos esos momentos tan felices, los enfados que hubo, todas esas cosas que os dijisteis, tanto buenas como malas, y darías cualquier cosa por volver a oír su voz, hablarle, reiros juntos otra vez... Pero sabes que ya nunca podrás volver a hacerlo.
A pesar de todo, hay que salir adelante, hay que buscar otro punto de apoyo que nos haga olvidar aquel día. Cada persona es distinta y cada una tiene unos puntos de apoyo distintos, yo personalmente agradezco a mis amigos todo lo que han echo por mi, por haber estado a mi lado en aquellos momentos tan duros y hacerme saber que puedo contar con ellos y que nunca me van a abandonar.
Porque, a pesar de todo lo malo, ellos te hacen sacar una sonrisa, te animan a seguir adelante y te quieren. Ellos me dan la fuerza que necesito y me dan motivos para estar alegre, aunque solo sea para no preocuparlos.
Los amigos son los únicos que pueden sacarte una sonrisa en la más inmensa oscuridad.